Más de un siglo de historia contempla a la empresa familiar de pastelería industrial Horno de San Juan. “Uno de los grandes anhelos de la familia” se hizo realidad a finales de 2015, concretamente el 24 de diciembre, cuando la compañía trasladó toda su producción a unas nuevas instalaciones en Sant Julià del Llor i Bonmatí (Gerona) al lado del cauce del río Ter.
“Buscábamos algo que no estuviera en un polígono industrial, con un buen entorno natural. En 2011, encontré este edificio que nos pareció ideal para dar un nuevo paso en nuestra compañía y seguir creciendo, además no estaba lejos del antiguo emplazamiento y todos los trabajadores, que suman un total de 60, han venido con nosotros y eso me llena de orgullo”, comenta Joan Cubars
í, director general de la firma y nieto de Jean Cubarsí, fundador de la firma.
Tras cuatro millones de euros de inversión, la nueva sede dispone de 5.000 m2 útiles y 1.000 m2 de oficinas, que duplica el espacio que tenía la sociedad en su anterior ubicación en el barrio de Sant Narcís de Gerona, a diez kilómetros del actual emplazamiento.
La nave está equipada con un laboratorio de calidad, sala de formación, vestuarios, comedores y tres líneas de producción para fabricar tartas, galletas, muffins, brownies, con tres turnos de producción. Además, dispone de un almacén para las materias primas, que son de “origen nacional”, con cuatro alturas que suman 10 metros, y otro en el que conservan los productos terminados, aunque como matiza el director general “nosotros nunca trabajamos con stock”.
La sociedad, que exporta un 70% de su producción, facturó en 2015 un total de 8,7 millones de euros y para este ejercicio tiene como objetivo “consolidar el mercado nacional e internacional en países como Francia, Italia o Inglaterra, ya fuera de Europa nuestros productos están teniendo una gran aceptación en Sudamérica”, comenta Cubarsí.
También, entre los planes a corto plazo está “la actualización del logo, y llegar a nuevas cadenas de supermercados (la entidad está actualmente en DIA, El Corte Inglés, Carrefour o Mercadona, entre otras) y tiendas de conveniencia, además estamos negociando entrar en México de la mano de Walmart”, añade Joan Curbasí.
“Recordar de donde venimos”
Uno de los grandes detalles de la nueva fábrica es que parte de las paredes están pintadas de color amarillo con la intención de “acordarnos de donde venimos ya que las antiguas instalaciones tenían ese color”, explica.
Los orígenes de la compañía se remontan a 1910, en un pequeño obrador de pastelería en el municipio de Ceret, en la Cataluña francesa, que destacaba por producir turrones, pasta de almendras, entre otros productos. Veinte años más tarde, la firma se trasladó a Santa Coloma donde empezó a fabricar pastelería a granel, para un lustro después ubicarse en Sant Feliu de Guíxols y establecerse en Gerona. Ya en 1995, se cambia al barrio de Sant Narcís donde ha estado hasta finales de 2015.
“Llevo en la empresa desde que era niño y este nueva sede es una gran satisfacción para mí. No quería simplemente un cambio por motivos económicos, sino que también ha sido una cuestión de valores. Tratamos de que haya buen ambiente laboral, ese aspecto es muy importante para mí”, finaliza Cubarsí.
Las nuevas instalaciones están teniendo tanto éxito que numerosos clientes, colegios, o proveedores han pasado a visitar y conocer, en estos meses, el nuevo hogar de Horno de San Juan.w
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