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Florbú, progresión constante

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La historia de Florbú refleja una continua voluntad de mejora, fruto de una filosofía de inversión constante, “capítulo al que dedicamos el 33% de nuestra cifra de negocio”, afirma su presidenta, Milagros Pérez, en cuya compañía Dulces Noticias… y algo más pudo hacer un recorrido por sus instalaciones, que han sido testigo recientemente de una importante ampliación tanto en superficie como en tecnología.

Fundada en Burgos en 1948 por Afrodisio Pérez, La Flor Burgalesa, estrena con el inicio de año nueva denominación social, Florbú, porque “nuestro anterior nombre era muy localista, y el actual responde más a nuestra vocación de expansión y a la apuesta por nuestra marca, creada en 2008”, explica la presidenta e hija del fundador de la empresa, en la que ya está involucrada la tercera generación.

En sus orígenes, la firma surgió como un negocio panadero al que pronto se sumó la elaboración de pastas de té. “Eran años duros, porque había cupos de harina. Mi padre aprovechó el cese de actividad de dos fábricas de la zona para coger su cupo y empezar a elaborar galletas, que en un inicio se repartían en burro en las tiendas de Burgos y pronto amplió la venta a las provincias limítrofes. La producción, inicialmente artesanal, se fue industrializando progresivamente, siendo su principal salto su instalación en el barrio burgalés de San Pedro y San Felices, en 1962. “Allí estuvimos muchos años, pero conscientes de que no podíamos crecer más en esta ubicación, decidimos trasladarnos a un polígono y así abrimos la actual planta en 1998, que este año cumple sus primeros 20 de funcionamiento”.

Entonces se adquirió una parcela de 8.000 m2, de los cuales 3.000 eran construidos, “casi el doble de lo que teníamos en San Pedro y San Felices”, y a lo largo del tiempo se ha ido ampliando la nave “para adaptarnos a las necesidades de una demanda creciente”.

Florbú 2, oxígeno para crecer

En 2016, “habíamos llegado al límite de aprovechamiento de nuestra capacidad y conscientes de la necesidad de tener más espacio, adquirimos la nave adjunta para trasladar allí el almacén de materias primas, de modo que pudimos dejar hueco en la planta para ampliar la producción”, explica Milagros Pérez.

La apertura de esta nueva nave de almacenamiento, Florbú 2, de 2.500 m2 construidos sobre una parcela de 5.000, liberó suficiente superficie en la fábrica para instalar una línea de horno y, más recientemente, dos empaquetadoras y una isla robotizada, todo lo cual ha requerido una inversión de 8 millones de euros.

El nuevo horno, con una capacidad de 650 kilos a la hora, se suma a las ya existentes dos líneas de wafers, de 400 y 600 kilos por hora, más otro horno de galletas de 450 kilos/hora. La última línea instalada, según detalla Milagros Pérez, “es también un horno rotativo, como el que ya teníamos, lo que permite hacer diferentes productos según las necesidades que surjan, pero el nuevo ofrece, además, la ventaja de contar con dos funciones nuevas, el corte de alambre, que permite elaborar galletas tipo coockies con chips de chocolate y también posibilita la fabricación de galletas rellenas de chocolate, frutas, mermelada… Ello nos permite ampliar las posibilidades de desarrollo de nuevos productos”.

Esta línea ha comenzado a trabajar en julio de 2017, aunque “todavía no está al 100%. Cuando funcione a total rendimiento, tendremos cuatro líneas de producción, dos de elaboración de wafers, y otras dos de horno de galletas, que en conjunto y trabajando a tres turnos, ofrecen una capacidad de 10 millones de kilos anuales, un 25% de incremento sobre lo que teníamos anteriormente y que con turnos extra permitiría crecer hasta un 30%”.

Florbú, Milagros Pérez

Positiva evolución de las ventas

La continua voluntad inversora de la compañía le ha permitido una positiva evolución de las ventas, que en 2016 se situaron en 15 millones de euros, con un incremento del 10% sobre el ejercicio anterior, y en 2017 “hemos tenido un aumento en torno al 2%”. Sobre esta diferencia en el porcentaje de crecimiento, la presidenta de Florbú señala que “hay muchos factores que influyen, pero en concreto en 2016, este crecimiento a doble dígito estuvo impulsado esencialmente por nuestro negocio de elaboración de productos licenciados para terceros, ya que elaboramos para un cliente galletas con una licencia que tuvo un gran éxito y que disparó las ventas”.

En la actualidad, la empresa concentra en torno al 30% de su negocio en la venta de productos bajo su marca en el Canal Impulso (tienda tradicional, supermercado de proximidad…); el 10% en Moderna Distribución, “donde tenemos presencia en cadenas como El Corte Inglés, Carrefour, DIA, Simply, Condis, Eroski, Fragadis o Vegonsa, entre otras”; el 25% a elaboración de MDD; el 10% a la producción de galletas con licencia para terceros, y el 10% a maquila (10%).
Por su parte, la exportación supone ya el 11,7% de su cifra de negocio. “Portugal fue el primer mercado, coincidiendo con nuestro traslado a la planta actual, y en la actualidad estamos en una veintena de países, siendo nuestros principales destinos Portugal, Marruecos, China, Argelia, y algunos países de Latinoamérica. Chile, por ejemplo, está funcionando muy bien”.

De cara a potenciar esa internacionalización, Florbú acude una edición más a la feria ISM, “que el año pasado nos proporcionó muy buenos contactos, lo que nos permitió entrar en dos nuevos destinos, Reino Unido y Libia, e iniciar relaciones con un cliente importante en China”, recuerda Milagros Pérez, que además anuncia que “este año, también hemos decidido acudir por primera vez a la PLMA, en Ámsterdam, ya que para nosotros la marca de la distribución es muy importante”.
De cara a 2018, “por nuestra parte, aportamos una posibilidad de incremento productivo del 30%, ahora hay que confiar en que la comercialización nos permita crecer a buen ritmo”.

Un catálogo saludable

La oferta de Florbú ha evolucionado en paralelo a sus avances tecnológicos, adaptándose a las cambiantes necesidades del mercado. En sus inicios elaboraban galletas maría, tostadas y castellanas, así como wafers, “pero cuando nos trasladamos a la planta actual solo mantuvimos los barquillos y las galletas tipo castellanas, porque para poder competir en marías y tostadas, tienes que realizar grandes producciones, nosotros decidimos posicionarnos en el segmento de la especialización. Nuestra dimensión nos permite ofrecer una flexibilidad que los grandes no tienen y eso hace posible que podamos fabricar ‘trajes a medida’ para nuestros clientes”.

Tras el traslado a la actual fábrica, además de crecer en las gamas de wafers, “nos especializamos en galletas integrales y, desde hace unos diez años, empezamos a trabajar una gama sin azúcares añadidos, primero en la línea de castellana y luego en wafers. Nuestro objetivo es hacer productos saludables, para lo que en 2016 creamos el logo Florbú Te Cuida, bajo el que se aglutina toda la gama de desarrollos saludables: sin azúcares, añadidos, bajos en grasas, con nuevas materias primas como la espelta, etc.”.

Actualmente, la compañía elabora cerca de 300 referencias, destacando entre sus últimos lanzamientos la actualización de la imagen de la línea de productos sin azúcar añadido Florbú Te Cuida, en la que se han presentado Gallesauros 0% azúcares añadidos; Gallesauros 5 cereales con Miel; Gallesauros con Cacao; Wafer 0% azúcares añadidos coco rallado; Wafer Mix; Desayuno By Chocolate 0%, y el barquillo Stracciattella.

En 2018, “con el nuevo horno, el desarrollo irá hacia cookies y galletas con relleno, como nuestra más reciente novedad, Little Chock, una galleta rellena de chocolate de pequeño tamaño, que está teniendo muy buena acogida”. Además, la puesta en marcha de las dos nuevas líneas de envasado “nos permite trabajar el envase en cartón en seis formatos distintos, desde los 150 a los 480 g”. Estos envases y los nuevos desarrollos de cookies y galletas rellenas, serán los protagonistas de nuestra innovación en ISM”.

Una empresa familiar profesionalizada

Florbú, progresión constante

Con la tercera generación ya involucrada en el negocio, Florbú decidió hace ya dos décadas poner la gestión en manos de un profesional externo a la familia. “Cuando mi hermano, que ocupaba la dirección, se jubila, se decide contratar a un profesional externo que ha estado ocupando este cargo casi 20 años, José Manuel Balseiro, quien seguirá en el Comité Ejecutivo como vicepresidente. Su labor ha sido muy importante para la evolución de la compañía, puesto que ha impulsado toda la actividad de innovación y crecimiento. Realmente, ha sido el timón de la empresa, tomando decisiones como la adquisición de una línea totalmente automatizada, que supo rentabilizar rápidamente con la iniciativa de empezar a fabricar MDD”.

Ahora, para retomar su labor como director general, “hemos elegido a José Antonio Iniesta, una persona con mucha formación y un perfil muy distinto. Nosotros teníamos una deficiencia en marketing y este profesional había sido responsable de Marketing de Nestlé para Europa y más tarde, de Lacasa, donde ha ocupado esta responsabilidad en Portugal en los últimos años. Valoramos mucho su valía en cuanto a gestión”, subraya Milagros Pérez.

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