Juan tiene muchas dudas sobre su situación en la empresa familiar. Acaba de cumplir 40 años. Ya tiene dos hijos pequeños. Desde que salió de la facultad y se incorporó a las filas de la empresa con su padre y hermanos dedica todas las horas del día a impulsarla. En septiembre, hará 15 años desde su incorporación.
Últimamente, siente que su situación está estancada. Sus expectativas “románticas” iniciales han desaparecido. Con su hermana Sonia hablan de estas dudas. Es su confidente. No sabe cómo renovar el entusiasmo hacia la empresa de la familia y, para colmo, las diferentes perspectivas estratégicas de hacia dónde debe ir el negocio se hacen más evidentes cuando hablan en familia y con los directivos.
Su mujer le pregunta si será así toda la vida; si disfrutará algún momento de sus hijos… y de ella. Sin embargo, Juan no sabe y no quiere transmitirle sus dudas para no preocuparla. En definitiva, Juan está confundido y le cuesta diferenciar entre aquello que desea y aquello que representa el legado empresarial familiar. ¿Qué debo hacer?, se pregunta. Historias como la de Juan son habituales.
La prospectiva consiste en lograr que el futuro sea como queremos que sea y para ello, es necesario prever, es decir anticipar potenciales escenarios y planificar las actuaciones necesarias para actuar en ellos
Sonia no es una excepción. Ha seguido un recorrido parecido a su hermano Juan. Además, tiene tres hijos menores de 10 años y le cuesta cumplir con la empresa familiar y con su nueva familia creada. Para colmo, su marido también tiene una empresa familiar y no siente su apoyo. De los tres embarazos, en ninguno de ellos ha podido cumplir ni dos meses de lactancia. Siente que se está perdiendo la infancia de sus hijos.
Muchos miembros de familias empresarias dicen que se sienten “bomberos” porque la familia está para todo y se toman las decisiones de manera centralizada. Además, la retribución no está nada definida. Se sienten en ocasiones “ricos virtuales” porque mientras todo el entorno social de amigos y conocidos les considera unos privilegiados, la verdad es que no consiguen ahorrar nada. Además, han sido educados en un nivel social más bien medio-alto. Ello comporta llevar un costoso tren de vida.
Emprender el camino dentro de la empresa familiar
Durante mi carrera profesional he vivido multitud de situaciones parecidas que han requerido de un enfoque específico para ayudar a estos miembros de familias empresarias a entender la situación que están viviendo. Es importante para ello que los afectados sean capaces de entender su situación dentro del contexto del sistema familiar en sí mismo, es decir, entender la influencia de su posición en el orden de los hermanos, entender a sus padres y roles entre ellos, su nueva familia creada, los mitos familiares respecto a la empresa, el sistema de comunicación, etc. Algunos de ellos, están atrapados como mediadores entre los miembros de la familia y no saben cómo salirse de ese triángulo.
Sin embargo, pertenecer a una familia empresaria y tener un proyecto empresarial consolidado debe entenderse como un privilegio y no una carga. ¡Tampoco estamos tan mal!, les transmito. Mi objetivo es convencerles de que todas estas situaciones pueden evolucionar para bien si se es capaz de tener una estrategia personal y colectiva, siendo ambas compatibles. Pero no hay estrategia personal sin reflexión, perspectiva de la situación y prospectiva del futuro.
La reflexión debe responder a preguntas como:
– ¿En qué momento de mi vida me encuentro?
– ¿Cómo me siento en mi relación con mi empresa familiar?
– ¿Cuáles son mis expectativas?
– ¿Cuál es mi nivel de satisfacción?
– ¿Qué papel quiero jugar en relación con mis padres, hermanos y/o primos en la empresa familiar?
– ¿Cuál debe ser mi estrategia personal?
La perspectiva nos ayuda a pasar de la subjetividad a la objetividad para poder determinar las cuestiones realmente importantes.
Finalmente, la prospectiva consiste en lograr que el futuro sea cómo queremos que sea y para ello, es necesario prever, es decir anticipar potenciales escenarios y planificar las actuaciones necesarias para actuar en ellos.
Fruto de múltiples casos parecidos a estos en los que me he encontrado en el desarrollo de mi trabajo como consultor de empresa familiar surge el workshop: ‘Yo y mi empresa familiar’, que tendrá lugar en Madrid los días 2 y 3 de marzo y que persigue dotar al asistente de un marco de actuación de su “Yo” respecto a su empresa y su familia. Es decir, determinar su perspectiva individual y relacional como base fundamental para saber reconocer y transmitir con objetividad sus deseos y aspiraciones minimizando los posibles conflictos personales. Pueden obtener más información sobre el acto en la página web www.laempresafamiliar.com.
Manuel Pavón
Consejero de empresa familiar
Director editorial de
laempresafamiliar.com
hola@manuelpavon.com
www.manuelpavon.com
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