Luis Clemente fundó en 1950 una fábrica de patatas fritas a la que denominó La Clementina, situada en el centro de Cuenca. Unas décadas más tarde, un joven de 13 años, llamado Pedro Javier Sanz, empezó a interesarse por lo que allí se fabricaba, y con esa edad decidió ayudar los fines de semana en el envasado de las patatas fritas. Años más tarde y, después de realizar el servicio militar, en 1980 creó una empresa de autoventa de golosinas, bajo el nombre de Pedro J. Sanz Golosinas.
En 1990, Luis Clemente, al jubilarse, ofreció a Sanz quedarse con el negocio. Así, junto a su socio Julián Calvo, adquirieron la empresa de patatas. “Fusionamos nuestra firma de distribución de golosinas con La Clementina. Empezamos en la calle del Agua de Cuenca, en pleno centro, y dos años más tarde nos trasladamos al Polígono Industrial Los Palancares, donde adquirimos una nave de 300 m2 para instalar la fábrica. En el local que dejamos, inauguramos una tienda de golosinas, cuya ubicación cambiamos hace dos años a la calle Sánchez Vera en Cuenca”, explica Pedro Javier Sanz, actual gerente de la compañía.
En los noventa, la compañía fue creciendo y adquiriendo nuevas naves, una destinada para almacén de 300 m2 y otra de igual superficie, que data de 2010, para instalar oficinas y vender al por mayor.
“Sin el esfuerzo de todos los trabajadores y de mi socio, Julián Calvo, no hubiera sido posible tener todo lo que tenemos en la actualidad”, afirma orgulloso Pedro Javier Sanz.
Hoy en día, La Clementina dispone en su catálogo de 1.200 referencias de categorías como caramelos, chicles, chocolates, aperitivos, frutos secos, encurtidos, galletas, productos de Navidad, artículos de celebración, latas de conservas y cafés, entre otras. Como marcas exclusivas la empresa cuenta con Tosfrit, Nestlé, El Manisero y su propia enseña, La Clementina, con la que fabrican patatas fritas de forma artesanal. Además, trabaja con firmas reconocidas del mercado de impulso como Mondelez, Chupa Chups, Mars Iberia, Adam Foods, Burmar Sweets, etc.
Con su servicio de preventa, La Clementina llega a 1.000 establecimientos comerciales de la provincia de Cuenca, entre los que sobresalen bares, restaurantes, kioscos, estancos, farmacias o tiendas de alimentación. “En 24 horas, como máximo, distribuimos a cualquier población de Cuenca, y en menos de una hora servimos en la capital”, declara Sanz, que señala “los meses de julio y agosto” como “la mejor época de venta, debido a que las personas que trabajan en Madrid tienen vacaciones y vienen a los pueblos donde, además, se celebran las fiestas locales cuando la gente gasta más”.
La filosofía que ha seguido la empresa en las últimas décadas se basa en “ofrecer un servicio personalizado al cliente y aportarle soluciones. La constancia y el esfuerzo diario son nuestras dos máximas”, manifiesta.
Entre las últimas inversiones, destaca la apertura de la nueva tienda de golosinas de 100 m2 en 2015, cuya adecuación supuso para la compañía un desembolso de 300.000 euros, y la renovación de la flota de vehículos, que en los dos últimos años ha supuesto una inversión de 50.000 euros.
“Un 2016 positivo”
Hace cuatro años, los resultados de La Clementina disminuyeron debido a la crisis financiera. Con esfuerzo y dedicación, las ventas fueron creciendo y en 2016 la empresa alcanzó una facturación de 2 millones de euros, un 5% más que en 2015. “En los últimos ejercicios, nos hemos ido recuperando y ya estamos con niveles de facturación de 2007. Para nosotros el pasado curso fue bueno”, indica Pedro Javier Sanz.
Para 2017, Sanz confía en “seguir con esta mejora del año anterior, creciendo de una forma ordenada. Esperamos finalizar el ejercicio con un incremento del 5% en nuestros resultados. Tenemos buenas sensaciones para este ejercicio”.
Una apuesta importante de la sociedad es la apertura de dos establecimientos de golosinas en la provincia de Cuenca, que se llevará a cabo durante este año, además de seguir renovando la flota de vehículos y mejorar la infraestructura de la fábrica de patatas para que sea más eficiente.
El mundo online también es importante para la compañía, que dispone de web y página corporativa en Facebook, y proyecta crear una tienda e-commerce “para ofrecer un nuevo servicio, solo, para la ciudad de Cuenca”.
Contar con las últimas novedades tecnológicas ha sido muy importante para el crecimiento de La Clementina. Pedro Javier Sanz asegura que “la incorporación de las nuevas herramientas tecnológicas nos ha ayudado muchísimo, ya que sin ellas sería imposible gestionar todas las referencias con las que contamos”. La firma trabaja en su día a día con tablets y Pda’s, además dispone de un programa informático, denominado GotelGest, especialmente diseñado para sus necesidades.
La despoblación, una gran preocupación
Una de las preocupaciones que tiene La Clementina es la despoblación que está sufriendo la provincia de Cuenca, principalmente los pueblos. Ante este hecho, Sanz afirma que “el número de habitantes está descendiendo mucho en nuestra región. Los jóvenes se van a estudiar o trabajar fuera y este aspecto es un problema para nuestro negocio”. Además, la provincia conquense es muy extensa con una demografía muy dispersa lo que provoca que “se encarezca mucho la distribución”, argumenta.
Otra dificultad que se encuentra la firma en su día a día es “la proliferación de nuevos establecimientos de golosinas, que al poco tiempo tienen que cerrar, lo que supone que nos dejen a deber el género que les hemos servido”, señala.
Por último, como publicó Dulces Noticias… y algo más en su edición de enero de 2017, La Clementina es nuevo miembro de la central de compras Nueva Unión Canal Impulso (NUCI). Sanz decidió unirse a esta organización porque “todos los socios son empresas con unas características similares a la nuestra y pienso que es positivo que unamos fuerzas para comprar y competir en mejores condiciones”.
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